Los niños que conviven con este síntoma, se sienten frustrados al no poder modificarlo en forma voluntaria.
Ellos saben muy bien que hagan lo que hagan para prevenir el escape de orina, inevitablemente se mojarán.
En respuesta a esto y para convivir mejor con el problema, desarrollan cualquier tipo de explicaciones o excusas.
Pero ellos sufren por dentro por eso como padres debemos apoyarlos a superar el problema.